Tras el Big‐Bang, se formaron unas nubes de materia, que evolucionaron en un delicado equilibrio entre la velocidad inicial de la expansión, que tendía a separar las partículas, y la atracción gravitatoria entre ellas, que frenaba esa expansión.

Si la velocidad inicial hubiese sido algo menor, esas nubes primordiales se habrían atraído pronto, colapsando en un Big Crunch. Si la velocidad inicial hubiese sido mayor, las nubes se habrían dispersado, y no se habrían formado galaxias, estrellas y planetas.

Se estima que los valores de la velocidad inicial de expansión y de la intensidad de la gravedad están ajustados al menos en 1/1060. ¿Tiene esto algún sentido?

La ciencia no nos habla de sentido, la ciencia mide. Por ejemplo, mide la constante de gravitación G = 6’67∙10‐11 N∙m2/kg2, que da la intensidad con la que se atraen dos masas.