Desde los comienzos, la visión del cielo estrellado ha impresionado al hombre. El majestuoso movimiento circular durante la noche, el movimiento en él de la Luna y de algún que otro lucero, pronto le hicieron preguntarse cómo funcionaba todo aquello. Hay una convicción profunda en el hombre de que las cosas no ocurren al azar y en este caso puso pronto en marcha la inteligencia para elaborar teorías que explicaran el orden y la armonía que manifestaba todo aquello.
Era tal la impresión que le producía aquel espectáculo, le sobrepasaba tanto, que no tuvo más remedio que acudir a lo más grande que tenía, a conceptos por encima de su naturaleza
Autores: Ricardo Moreno y Antonio Moreno